ROBÓTICA

Prejuicios sobre la robótica industrial

Artículo redactado por Alejhandro Navarro, colaborador de Revista de Robots

Alejhandro Navarro es un ingeniero Mecánico con postgrado en Mecatrónica, autor del libro “Robot industrial, Manual de instalación” y actualmente forma parte del equipo de Mecatrónica de Vauxoo.


Alejhandro Navarro

Aún en el siglo XXI, cuando se habla de la robótica industrial, y más concretamente sobre la integración de los robots en una empresa, automáticamente se escucha expresiones con prejuicios como “vienen a sustituir la mano de obra y aumentará el desempleo”, “son costosos y no generan un verdadero ahorro para el proceso”, generando estas expresiones el primer obstáculo para la aceptación del uso de robots.

Sin embargo la realidad es bien distinta dado que con la irrupción de los robots colaborativos se ha demostrado que se pueden tener células de montaje en donde un cobot y un operario pueden trabajar perfectamente en completa armonía.  De esta manera el robot se convierte en un tercer brazo del trabajador otorgándole mayor fuerza y precisión, le permite ejecutar actividades disergonómicas y le ayuda a incrementar su productividad. Hasta cierto punto podríamos recrear la idea original del Dr Octopus del cómic del Hombre Araña, en donde cada robot colaborativo podría ser una extensión del trabajador que le permite llevar a cabo actividades que requieren mayor esfuerzo, mientras que el trabajador utiliza los suyos para realizar las operaciones más delicadas.

Prejuicios sobre la robótica industrial
Célula donde cohabitan un operario y un robot colaborativo de Kuka

Con un robot tradicional también se puede dar una cohabitación, solo se requiere un balanceo de la línea de producción en función de asignarle al robot todas aquellas operaciones que por su naturaleza pueden generar un riesgo ergonómico para el trabajador, mientras que él ahora se centra en realizar operaciones que requieren una toma de decisión e inspección. Por supuesto en este caso se deben delimitar el área de trabajo del robot por medio de un vallado de seguridad.

En 2018, cuando el mundo aún no podía imaginarse que iba a tener que enfrentarse a la terrible pandemia del Covid-19, el Foro Económico Mundial auguró que para 2022 se perderían a nivel mundial 75 millones de puestos de trabajo y que a su vez se generarían 133 millones de nuevos puestos.

Directorio de empresas de automatizacion

Podemos resumir que como todo proceso evolutivo, los robots nos obligarán a modificar nuestros patrones de trabajo, pero no implica perderlos, sino que debemos capacitarnos para ejercerlos de una forma diferente. Debemos de tener claro que los robots han llegado a las fábricas para evitar seguir ejerciendo operaciones disergonómicas que a la larga nos generarán lesiones y bajas.

Ahorro de tiempo y materiales:

Un robot aporta a un proceso precisión y repetitividad, lo que se transforma en mejor uso de los recursos y sistemas. Un caso palpable es cuando se introduce un robot para soldadura por resistencia. En promedio un electrodo o cap de una herramienta de soldadura por resistencia dura entre 100 y 150 puntos, debido a que en el proceso manual el operario no puede asegurar el paralelismo entre la cara del electrodo y la superficie a soldar, generando que se desprenda o erosione el electrodo. Al realizar la misma operación con un robot se puede asegurar el perfecto paralelismo, y no solo por disminuir los valores de corriente eléctrica, sino también por evitar la erosión del electrodo. De esta forma se consigue que con el mismo electrodo ahora se puedan ejecutar como mínimo unos 500 puntos.

Es por ello que el uso de los robots industriales nos permite tanto disminuir el consumo eléctrico como un menor consumo de Cap al elevarse su capacidad en un 300%. Además se obtiene una mejora en la calidad del proceso como consecuencia de su capacidad para asegurar una repetibilidad de las condiciones de soldadura y por ende una disminución del scrap provocado por la misma. 

Hay actividades en procesos de forjado que requieren trabajar a altas temperatura, pero a su vez que el operador esté manipulando la pieza para darle la forma adecuada. Como consecuencia de las altas temperaturas a las que trabaja es preciso que los operarios usen trajes especiales de protección, limitando su movilidad y la producción, así como que trabajen con jornadas cortas para limitar los efectos negativos que se producen en el cuerpo por la radiación térmica. La integración de los robots en este tipo de actividades permite un trabajo continuo con índices realmente bajos de scrap, favoreciendo que se eleva radicalmente el OEE (Overall Equipment Effectiveness) de dicha estación de trabajo permitiendo los ahorros y ganancias resultantes.

Esta última relación la podemos corroborar en cualquier célula robotizada, ya que por concepto estaríamos con la inclusión del robot incrementando la disponibilidad de la célula, mejorando la velocidad de trabajo y asegurando una disminución de los desperdicios. Es decir, mejoramos consideradamente el OEE y la inversión de la célula robotizada se paga por sí sola. Históricamente los cambios siempre han tenido que lidiar con los prejuicios, y a pesar de que la robótica no es un tema nuevo, aún ubicamos un porcentaje importante de personas involucradas en el medio industrial con ellos. Por ello debemos trabajar en difundir las ventajas que nos ofrecen los robots industriales y ayudar a erradicar los prejuicios erróneos que se ciernen en torno a ellos.

Artículo redactado por Alejhandro Navarro, autor del libro “Robot industrial, Manual de instalación”, el cual está a tu disposición en la editorial Paraninfo en el siguiente enlace: https://www.paraninfo.es/catalogo/9788413660318/robot-industrial–manual-de-instalacion

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