La robótica colaborativa cada día está más presente en las líneas de producción de diferentes sectores industriales en donde ahora los cobots son los encargados de llevar a cabo tareas repetitivas y de poco valor añadido que además de tediosas pueden ser incluso peligrosas para los operarios.
Tareas como la recogida y colocación de piezas dentro de una línea de producción o el ensamblaje de piezas para la formación de un producto, son a menudo trabajos que requieren de una gran cantidad de personal y que debido a las acciones repetitivas suelen ser problemáticas, causando lesiones físicas y un aumento de la presión en el personal para alcanzar los ritmos de producción que demanda el mercado.
En prácticamente todos los procesos de fabricaciones se realizan controles de calidad, en donde se parametrizan los puntos más críticos. Estas inspecciones pueden tener ciclos de ejecución largos pero con procesos muy sencillos, los cuales hoy en día los podemos delegar perfectamente en los cobots gracias a que disponen de una interfaz de usuario tan sencilla que permite a cualquier operario ajustar parámetros como la velocidad, la posición o la fuerza, convirtiéndose este tipo de operaciones en aplicaciones perfectas para los robots colaborativos.
La carga y descarga de máquinas CNC con cobots es otra de las aplicaciones que más demanda tiene en el sector, dado que pueden abastecer a los centros de mecanizado sin descanso las 24 horas del día, evitando las paradas de máquina que se producen como consecuencia de los cambios de turno o paradas no deseadas, limitando la capacidad productiva de las empresas.
Es por ello que nos gustaría mostrarte un ejemplo práctico que explica a la perfección los beneficios que pueden llegar a ofrecer a una empresa. Es el caso de WALT Machine, una compañía que integró un robot colaborativo de Universal Robots, concretamente el modelo UR10, y la pinza 2F-140 que Robotiq ha fabricado expresamente para los cobots.
Walt Machine es especialista en la fabricación de componentes ópticos de alta precisión para ensamblajes de cámaras científicas. Cada mes fabricaba 3.000 carcasas por medio de una máquina CNC y se plantearon el desafío de ser capaces de aumentar su producción automatizando los procesos de carga y descarga de las piezas.
Por medio de la implementación del cobot acompañado de un sistema de Visión Artificial de Robotiq que permite la recogida autónoma de las piezas de la mesa, ahora el robot colaborativo es capaz de atender las máquinas las 24 horas del día sin la necesidad de estar siendo supervisada por un operario.
Con esta simple implementación han logrado multiplicar su producción considerablemente sin tener que reforzar su plantilla. “Pasamos de fabricar alrededor de 1000, 1500 o 2000 piezas a la vez a alrededor de 45.000-50.000” afirma Tommy Caughey, CEO de WALT Machine. El robot colaborativo ha logrado reducir los costes de fabricación y multiplicar la producción de la empresa ofreciendo un retorno de la inversión de tan solo unos meses. Han sido tan impactantes los beneficios que ha generado el cambio del modelo productivo que la compañía no ha dudado en integrar más robots en sus líneas de producción.
Fuente: Robotiq.com