El último estudio realizado por NAM afirma que el 65% de los fabricantes encuestados invertirán en 2023 en tecnología para salir airosos de la crisis global
Coronavirus, guerra de Ucrania, crisis energética y de componentes, aumento de los costos de las materias primas, inflación… la crisis global que están poniendo en jaque la resilencia de la economía ha demostrado ser muy polifacética, de la que se nutren múltiples indicadores que no son muy halagüeños para que las empresas inviertan. Sin embargo el último estudio importante realizado al tejido industrial nos ofrece una visión mucho más optimista de la esperada.
Según el último informe realizado por NAM (National Associatio of Manufactures), quien se encarga de encuestar cada tres meses tanto a pequeños como a grandes fabricantes, el 65,3% de los encuestados afirman que invertirán en tecnología para afrontar los desafíos productivos a los que nos enfrentamos, en donde por supuesto reinan los sistemas automatizados y los robots industriales. Sin embargo los empresarios lo tienen claro, puesto que el 75% de ellos aseguran que, dada la situación global, uno de sus mayores desafíos es conseguir retener y atraer al talento a sus equipos.
Otro de los indicadores más importantes que vemos en el estudio es que el 64,1% de las empresas invertirá en capacitar su fuerza laboral con el fin de lograr optimizar sus procesos productivos. Está encuesta se ha realizado en EEUU, una economía con sus propias características y singularidades, en donde precisamente las compañías más importantes en volumen de facturación tienen peores perspectivas de crecimiento para el año en curso. Si nos fijamos en los macrodatos económicos, el PIB de EEUU crecerá en 2023 un 0,2%, mientras que según el BCE las perspectivas de crecimiento de la zona euro (para el mismo periodo) oscilarán entre el 0,2% y el 0,4%. Es por ello que los datos invitan a ser relativamente optimistas a las empresas de automatización dado que el crecimiento del PIB en España salvará los muebles en 2023 si logra mantenerse en el 1,1% esperado, una fuerte caída respecto a 2022 pero muy por encima de los resultados de las economías más sólidas de la zona euro.
Fuente: Nam.org