El control de las criptomonedas es uno de los factores más controvertidos de estos activos. Legítimas dudas aparte, la falta de control oficial ha implicado pros y contras.
Para los inversionistas más atrevidos con la volatilidad, ha supuesto un acicate. Pero, para los perfiles más conservadores, la desregulación conlleva un riesgo añadido.
Si te interesa el precio BTC, el control de las criptomonedas también te va a interpelar. A continuación, te contamos sus claves. Presta atención.
¿Quién ejerce el control sobre las criptomonedas?
La respuesta es nadie en concreto, sino todos los que participan en sus operaciones. Y es que la desregulación institucional es una de sus características principales.
Al contrario de lo que sucede con el dinero fiduciario, ninguna entidad controla las criptodivisas. El dinero fiat es supervisado por Gobiernos y autoridades monetarias. Sin embargo, ni siquiera los creadores de una criptomoneda mantienen el control sobre ella.
Se trata, por tanto, de un sistema totalmente descentralizado. En este sentido, la tecnología de bloques posibilita la concatenación de diversas operaciones. De unas operaciones validadas por las partes y que quedan inmediatamente registradas en la red del blockchain.
En lugar de bancos centrales, hay algoritmos y criptografía garantizando el funcionamiento. Esta interconexión sirve a una comunidad amplia. A un grupo de usuarios que prefieren estas operaciones interconectadas al intervencionismo político.
No solo control de las criptomonedas: ¿En qué consiste su respaldo?
Las criptodivisas no se encuentran respaldadas por ningún activo material con el que puedan establecer una correspondencia. No obstante, sí existen dos factores que operan como respaldos suficientes. Nos referimos a la tecnología blockchain y la confianza depositada por sus usuarios. Toma nota de sus características. Vamos por partes.
La tecnología blockchain
Lo primero que has de tener en cuenta es que la cadena de bloques proporciona una gran seguridad. Ten en cuenta que la aprobación de las operaciones depende de las partes. En consecuencia, no participan intermediarios. El proceso se vuelve, por tanto, no solo más eficiente, sino también más rápido.
De este modo, resulta más complicado falsificar o duplicar operaciones. Si existe un fallo, no se corrige sobre la misma operación. Simplemente, se añadirá una nueva operación.
Como, además, las operaciones son registradas en diversos nodos, se aporta un plus de garantías. Quien quiera vulnerar esta red tendrá que enfrentarse a un sistema con múltiples mecanismos de seguridad interconectados.
La confianza de los usuarios
Supone la verdadera dimensión de las criptomonedas. Su mercado no podría resultar viable si no existiera una red de participantes que le diera carta de naturaleza. Estos usuarios asumen compartir unas normas comunes y, con cada operación que realizan, engrandecen el respaldo del sistema.
Las reglas compartidas son las que permiten que los criptoactivos funcionen con base en la oferta y la demanda. Esta demanda concreta fluctúa en función de las particularidades de una oferta limitada. Para que este funcionamiento sea posible, han de quedar claras ciertas características.
La utilidad de las criptodivisas es una de sus premisas. Ten en consideración que las hay que pueden ser empleadas en la realización de smart contracts. La utilización en apps de finanzas descentralizadas también tiene una incidencia sobre el valor de las criptomonedas.
Aparte de servir para los contratos inteligentes y las aplicaciones, algunas criptodivisas cuentan con un respaldo parcial. Es el caso de las stablecoins. Estas pueden vincularse a reservas de monedas fiduciarias.
En definitiva, el control de las criptomonedas está en manos de todos sus usuarios. Se revela como un sistema de funcionamiento, en este aspecto, similar al de la economía colaborativa.